El vínculo entre alumno y profesor de Yoga: más que una clase, un camino compartido.
Si has empezado a practicar Yoga, seguramente ya notaste que no es solo cuestión de posturas o respiración. Hay algo más en el ambiente, en la manera en que el profesor guía la clase, en la conexión que poco a poco se va formando entre él y sus alumnos. Y es que el vínculo entre alumno y profesor de Yoga es especial: no se trata solo de aprender una técnica, sino de recorrer juntos un camino de autoconocimiento y bienestar.
El profesor no es un maestro inalcanzable ni un gurú con todas las respuestas. Es más bien un acompañante en tu práctica, alguien que te ayuda a descubrir tus propias capacidades, a escuchar tu cuerpo y a encontrar el equilibrio entre esfuerzo y relajación. Su labor es guiarte con respeto, sin presiones ni exigencias imposibles, sino con paciencia y claridad.
Por otro lado, como alumno, tu papel también es clave. Confiar en el proceso, comunicarte abiertamente y estar presente en cada práctica hace que el aprendizaje sea mucho más enriquecedor. No se trata de compararse con los demás ni de hacerlo todo «perfecto», sino de encontrar tu propio ritmo y conectar con la esencia del Yoga.
Así que la próxima vez que te dispongas a practicar, recuerda que no estás solo en este camino. Profesor y alumno aprenden juntos, crecen juntos y, sobre todo, comparten el Yoga como una experiencia que va mucho más allá de la clase.
Permite que el Yoga haga tu vida más amable.
✨ Namasté 💙
Gabriela (profesora Hatha Yoga en Dhym)
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